sábado, 29 de marzo de 2014

Oculto.

Hablar con alguien y estar pensando en algo que no puedes contarle ocurre algo así como todos los días.

 

 

Dani se despertó. Recordó todo lo que había pasado y se sintió mal por su primo; pero no pediría perdón a su estúpida amiguita. Ella también se había pasado, y mucho. Nadie tenía derecho a meterse con él, y mucho menos con sus amigos.
Sus padres aún no habían vuelto. Se levantó del sofá y fue a buscar a Lucas Martín. El niño estaba de rodillas escribiendo en una mesa muy baja con una gorra roja en la cabeza y moviendo la cabeza al son de una melodía en su cabeza. Seguramente estaría escribiendo una canción o algún rap.
Le quitó los cascos que, aunque apagados, el chico se ponía para no escuchar nada y aislarse del mudo exterior.
-Ey, Lucas Martín, ve a ponerte un abrigo, anda, que nos vamos.
-Vale -dijo él sin muchas ganas-, ¿puedo llevarme esto para seguir escribiendo?
-Como quieras.
-Vale, ¿vamos a ver a Eliot? Quiero enseñárselo.
A Dani aquello le dolió un poco, ¿en serio quería enseñárselo a Eliot antes sin que ni siquiera lo hubiera visto antes él?
-Claro, como quieras.
-¿Y a dónde vamos entonces?
-A ver a Borja.
-Estará enfadado.
-Lo sé. ¿Puedo ver yo también eso, Martin? -le preguntó cambiando de tema.
-Em... No. Por haberte portado tan mal con Borja. -respondió el niño escondiéndolo tras su espalda y yéndose de allí.
Daniel suspiró. Se dirigió al dormitorio de su hermana. Allí estaba ella, de espaldas a la puerta jugando con un peluche. Se quitó los zapatos y entró sin hacer ruido. La cogió por sorpresa, levantándola del suelo y haciéndole una pedorreta en la barriga. La niña se rió.
-¿Tienes ganas de ir a ver a Sandra, pequeñina?
-¡Síiii! -exclamó ella.
-Pues corre y ve a ponerte los zapatos. -le ordenó dejándola de nuevo en el suelo.

***

Rubén se despertó por un pitido de su móvil. Lo cogió. Era Raúl. El hombre estaba preocupado porque aún no le había contado qué le pasaba. Decidió resumírselo todo para que lo entendiera. Raúl había sido siempre una brillante mente pensante, quizás a él se le ocurriera alguna idea. Quizás sabía cómo hacer para que la chica a la que amaba, la cual le odiaba, salía con otro chico y no quería volver a saber de él, volviera con él. No tenía muchas esperanzas, nunca había creído demasiado en los milagros. Pero había que intentarlo, y confiaba mucho en Raúl.

***

Habían vuelto de tomar aquel helado, la verdad era que Violeta no se sentía mucho mejor, y Jorge no sabía qué más hacer. Ese día, la chica había quedado con Dani; pero, no sabía si por suerte o por desgracia, sus padres le habían vuelto a dejar al cuidado de los pequeños. Viendo a Dani casi agradecía ser hija única; aunque luego se fijaba en Ainoa y Robin, Jus y Antonio o Eliot y sus hermanos y no parecía ser tan malo. Creía que Estrella también tenía una hermana con la que se llevaba muy bien, ella era la única hija única.
Y en todo esto era en lo que pensaba como distracción para poder sacarse a Rubén un rato de la cabeza; era lo único que se le había ocurrido.
No podía seguir así, simplemente, no podía.

***

Por fin llegó a casa de sus tíos, eso de ir cargando con Carolina porque la niña se había empeñado en llevar su nuevo juguete y se tropezaba cada dos por tres a la vez que escuchaba la charlatanería de Martín, al cual parecían haberle dado pilas “Duracell”, era un tanto exasperante. Llamó a la puerta y le abrió su tía.
-¡Hola, chicos! -les saludó Teresa con una gran sonrisa- ¿Cómo es que os habéis dejado caer por aquí?
-He venido a ver a Borja. -le contestó Dani.
-Oh, sí. Parece que ha venido un tanto enfadado... Pasar, pasar.
-¿Dónde está?
Daniel se dirigió a la habitación que su tía le había indicado. Allí estaba Borja, solo. Se apoyó en el marco de la puerta.
-Ey. ¿Se ha ido ya tu amiguita?
-Sí. Y vete, déjame en paz.
-¿Estás enfadado conmigo?
-Tú verás... -contestó él sarcástico.
-Sabes que no puedes enfadarte conmigo.
Dani se lanzó encima de su primo con un ataque de cosquillas. Al final consiguió que Borja se relajara un poco.
-Bueno, ¿a qué has venido?
-Quería pedirte perdón. -Borja abrió la boca para decir algo- Y no, no voy a pedirle perdón a esa sucia arpía. -le cortó él- Si tendría que haberme callado era por respeto a ti, no a esa. Y qué quieres que te diga, no me parece una buena persona, no creo que sea una buena compañía; pero ya sé que al final harás lo que tú veas.
El niño quiso decirle que a penas tenía otra opción: ella era bastante popular, y... él era el marginado. A lo mejor si se acercaba a ella pararían de meterse con él. Pero no, no se lo digo, no quería que supiera eso de él.
-Y bueno, -prosiguió Daniel- no voy a dejar que nadie se meta con mis amigos; así que entiéndeme, ¡no iba a quedarme de brazos cruzados! Pero... sí que es verdad que me pasé; así que lo siento.
-Disculpas aceptadas. -contestó Borja, dándole un abrazo para sorpresa del chico.

***

Peter miró a Justin y luego de nuevo a la bolita de papel que tenía en la mano. Se la tiró disimuladamente para que nadie la viera pero, a la vez, que si la vieran creyeran que era la típica bola babeada para molestarle. El chico la leyó “necesito que me ayudes en una cosa... Nos vemos en los baños de la tercera planta en el recreo, deshazte de tus amigos”. En esa planta no solía a ver nadie en los recreos, al fin y al cabo, estaba prohibido entrar a esas plantas del edificio a esas horas. Inclinó un poco la cabeza para que Peter supiera que estaba asintiendo.
En el recreo, Peter le pidió volver a quedar: había hecho todos los problemas como el chico le dijo, pero aún así seguía teniendo muchas dudas y seguía sin entenderlo.
Justin no sabía muy bien qué hacer ¿tendría que quedar con el muchacho cuando ya sólo quedaban dos días para que Agus se fuera? No le parecía muy justo; pero le había dicho al muchacho que iba a ayudarle. Decidió explicarle al chico la situación:
-Em... Es que mira, Peter. Ha venido a visitarme mi pareja, que está viviendo en otra ciudad y lleva mucho tiempo sin verme, y quiero aprovechar el tiempo para estar juntos... Pero también es verdad que yo tengo que estudiar para ese examen... Intentaré encontrar si tengo tiempo.
-Um... Claro, lo entiendo. Podrías presentármela. -dijo curioso.
-¿No decías que no querías que nadie supiera que te estoy ayudando?
-Cierto... ¿Es de aquí?
-Sí.
-Una lástima.
Hubo un rato de silencio, se intercambiaron los móviles para poder avisarle si tenía tiempo y se giró hacia la puerta.
-¿Sabes? Creo que esa “A” tiene suerte. -comentó Peter de repente- Um... ¿Alisson, Andrea, Antonia, Alberta? … ¿Cómo se llama?
-Nunca lo descubrirías. -dijo sin girarse a él.
-Bueno, aún así, creo que tiene suerte.
Justin se contuvo de darle las gracias y se fue con sus amigos. Había sido muy raro por parte de Peter.

***

Aquel fue un recreo muy molesto para la pobre de Ainoa. Que Estrella le diera un pequeño codazo cada vez que Eliot y Daniel no miraban y que Violeta le lanzara indirectas era casi para meterle una paliza cada una. Justin, decidiendo que ya había sido bastante con la broma, se puso detrás de ella dejando sus brazos en sus hombros y las piernas haciendo distancia entre ella y las dos chicas; para alivio de Ainoa.
¿Qué iba a hacer ahora? ¿Es que no entendían que, por mucho que le gustara, ella no quería salir con él?

Peter pasó por delante de donde estaban ellos con su grupo para dirigirse al porche y los jardines más alejados, donde no solían pasar los profesores y se podía fumar. Les lanzó una mirada por el rabillo del ojo. “A de Ainoa” pensó, aunque eso no tenía mucho sentido si Justin no le había mentido al decirle que su pareja había venido de visita como excusa para no poder quedar.

***

Cuando salió del instituto,en seguida vio de lejos a Agus, que le hizo una seña y se metió por un callejón. Fue corriendo alegre hasta allí y se lanzó de un salto a sus brazos, cómo le gustaría que Agus se quedara para siempre allí...

No hay comentarios:

Publicar un comentario